Recuerdo que uno de las muchas cosas que me llamaba la atención las primeras veces que vi “El más allá”, de Lucio Fulci era la actriz que interpretaba a Emily, la chica ciega. Era alta, rubia, de facciones bastante angulosas y guapa, muy guapa. Así que mirando los títulos de crédito, por fin descubrí que se llamaba Sarah Keller. Pues nada, a investigar que me puse para averiguar en qué otras películas podía verla. Y como a principios de los años ochenta, internet no estaba a nuestro abasto y el emule era algo tan utópico como el que Demi Moore haga una buena película, pues solo quedaban los libros y los video-clubs (benditos video-clubs en los que encontrabas todos los subproductos posibles: Sebastián D’arbó, Naschy, Alberto de Martino, Castellari... ahhh, qué tiempos). Y nada, no encontré nada de la tal Sarah Keller.
Unos años más tarde la volví a ver en la enfermiza “Demencia”, pero allí ya no había ninguna Sarah Keller. Y es que Cinzia Monreale únicamente utilizó ese seudónimo en la película de Fulci. Solo por su aparición en estas dos obras ya debería pasar a ser un icono del cinema bis.
Genovesa nacida en 1957 como Cinzia Moscone, hija de una cantante lírica, debutó bien pronto en el cine. Fue a los dieciocho años en “Ese movimiento que me gusta tanto” a las órdenes de Franco Rossetti. Se trata de la típica comedia erótica en la ella y la simpática Martine Brochard ponía el toque “sexy”. Aquí también debutaba el actor y realizador Carlo Verdone.
Después de participar en dos comedietas más a las órdenes de Vittorio Sindoni, se pone a trabajar con Lucio Fulci en el que sería su último western, “Sella d’argento”.
En ese mismo año 1978 tiene una breve aparición en “Bermudas: La cueva de los tiburones” (Tonino Ricci), con nuestra querida Janet Agren y es la principal intérprete femenina en “Zapatones” (Steno, 1979), comedia de acción al servicio del inefable Bud Spencer.
Al acabar este rodaje encadena los dos títulos que la la convertirían un mini-mito para el aficionado al fantástico más subterráneo. En “Demencia” (Joe D’Amato, 1979) interpreta un doble papel; por un lado el de la pobre chica que acaba embalsamada por amor, en una de las escenas más desasosegadoras que ha dado el cine; y por otro, el de su hermana. Una película muy querida por Cinzia, que la define como una bella historia de amor llevada al límite. Cierto, pero una historia de amor que abunda en imagenes realmente intranquilizadoras, como la del actor Kieran Canter (un desconocido que acabó haciendo porno y que al parecer no se llevaba demasiado bien con nuestra protagonista) haciendo el amor con una joven al lado del lívido cuerpo de Cinzia.
Dos años más tarde volvería con Fulci en una de sus películas más recordadas, “El más allá”. En ella da vida, como había comentado anteriormente, a Emily, una misteriosa joven ciega que habita un caserón abandonado junto con su perro, que a la postre, y a causa de la intervención de las fuerzas del mal, acabará con ella. La pobre Cinzia tuvo que soportar unas tremendas lentillas que le dejaron los ojos irritados todo lo que duró la confección del filme.
¿Y después de estas dos películas? Pues no demasiado, la verdad. Cinzia ha intervenido en numerosos telefilmes y en películas que, por supuesto, no se han estrenado en nuestro país. Y es que en los años noventa el cine italiano se ha visto sumido en una crisis de la que todavía no se ha recuperado. También ha hecho algo de teatro.
Eso sí, tanto D’Amato como Fulci vuelven a contar con ella para sendas películas. Fulci la contrata para su flojilla “La dolce casa degli horrori”, rodada para la televisión y en la que su presencia es la más destacable, sin ninguna duda, en un reparto bastante catastrófico. Por su parte, con D’Amato rueda “Ritorno dalla morte” (1991), la última película de terror que realiza antes de ponerse a dirigir porno tras porno con inusitado empeño. Conocida también como “Frankenstein 2000”, no he visto esta cinta, pero tiene un aspecto realmente risible.
Para completar la trilogía, tras haber trabajado con Fulci y D’Amato, lo hace también para Dario Argento en “La sindrome di Stendhal”, en la que interpreta a la madre del asesino.
Actúa también para Marco Ferreri en la desquiciada “Diario de un vizio” (1993) y vuelve a coincidir con Martine Brochard en en filme negro “La donna del delito” (Corrado Colombo, 2000), en la que se la ve en estupenda forma. Y eso que ya han pasado veinte años desde “El más allá”.
Una Lástima que no se la pueda ver más en pantalla grande, pues es una actriz con una gran presencia y muy solvente en cuanto a intepretación se refiere. De hecho, imparte clases de dicción a nuevos actores.
2 comentarios:
Realmente sí que es una lástima que no se la pueda ver más en pantalla, todavía recuerdo la primera vez que ví El mas allá, y de cómo me impresionó ésta mujer.
¡¡Saludos!!
Estupendo post y muy buena información. Voy a revisionar "El sindrome de Sthendal", que es la pelicula que tengo a mano, para ver de nuevo a ésta bella actriz. Te felicito por tu blog.
Publicar un comentario