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miércoles, 28 de noviembre de 2007

ESCENAS MEMORABLES DEL CINEMA BIS (IV)

Viy (Georgi Kropachyov y Konstantin Yershov, 1967)

Esta película rusa es una adaptación del mismo cuento en que se basó Mario Bava para rodar su primera película, la fundamental "La máscara del demonio" (1960). Quizás esta versión sea más fidedigna al relato original, pero también se toma sus licencias.

En esta película, que según algunas fuentes es la primera del género de terror que se hizo en la Unión Soviética, tenemos como protagonista a un joven seminarista que ha de pasar tres días con sus noches encerrado mientras vela el cuerpo de una muchacha. Y dicha muchacha es una bruja que invocará a todos los demonios conocidos, incluído el temible Viy, a los que lanzará sobre el indefenso muchacho.

Esa es la escena que os propongo, la mejor de todo el filme en mi opinión, cuya visión os recomiendo vivamente por cuanto se aparta de los cánones occidentales a los que estamos acostumbrados. Solo hay que ver cómo son representados los demonios que aparecen: son extravagantes como pocos, sobretodo el inenarrable Viy que aparece al final.

A destacar, además de la preciosa escenografía y efectos visuales, la fotografía gris del interior que se contrapone con el vivo colorido del exterior (aunque en esta escena únicamente aparezca un segundo).



martes, 4 de septiembre de 2007

ESCENAS MEMORABLES DEL CINEMA BIS (III)

Valeria y la semana de los milagros (Jaromil Jireš, 1970).





Comenzamos el nuevo curso con una escena de esta maravillosa película checa. Lo cierto es que cualquier fragmento de ella hubiera servido para ilustrar este post, pues la cinta de Jireš es todo un frenesí visual de una belleza inaudita, pero finalmente he optado por la escena de la menstruación, escena que a la postre resulta crucial, pues todo lo que sigue gira alrededor de ella.
Pocas veces se ha visto en pantalla una menstruación. Quizá la más famosa es la secuencia de "Carrie" (Brian de Palma, 1976) en la que Sissy Spacek sangra por primera vez en las duchas de su instituto. En la película que nos ocupa esta situación está resuelta con brillantez y esa carga simbólica omnipresente durante todo el metraje.
Basada en la novela homónima de Vítězslav Nezval, padre del Surrealismo en Checoslovaquia, "Valerie a týden divů" adopta, sin embargo, elementos góticos y simbólicos ajenos a este movimiento.
La película recrea las sensaciones de Valerie al abandonar la niñez en la noche de su primera menstruación. Todo ello resaltado en una trama onírica de colores saturados que resulta fascinante.
Interpretada por la etérea Jaroslava Schallerová, que contaba por entonces con trece años de edad, esta película es una de las cumbres de lo que fue llamada la nueva ola del cine checo, representada por nombres tan notables como Karel Kachyna, Juraj Jakubisko, Jan Svankmajer, Jirí Menzel y Juraj Herz, entre otros.
En España conoció un fugaz estreno en 1978, que se saldó con la desoladora cifra de poco más de trescientos espectadores.
Una película de culto, con una música extraordinaria a la que unos músicos de Philadelphia han intentado rescatar del olvido, como se atestigua en su página web


martes, 31 de julio de 2007

ESCENAS MEMORABLES DEL CINEMA BIS (II)

I vampiri (Riccardo Freda, 1956)


Con “I vampiri”, Ricardo Freda rodaba la primera película propiamente de terror en Italia. Esta obra utilizaba elementos melodramáticos y de cine negro en una trama fantástica estructurada como si de un policial se tratase.

A semejanza del cine de terror que venía del Reino Unido, Freda optó por una ambientación gótica, pero esta película seminal tenía unas características propias que la diferenciaban de aquel. Así lo explica Stefano della Casa en su libro "Riccardo Freda":

“Aunque el terror italiano se sitúa productivamente como obra de imitación del terror anglosajón (de aquí el uso de los seudónimos que el mismo Freda inaugurará) logra, sin embargo, encontrar una autonomía, una unidad expresiva que da uniformidad a todas las películas, las mejores y las peores, superando la temática personal de cada autor y asumiendo como figura central, no al monstruo o al científico, sino a la mujer. La mujer será a menudo vampira o bruja, mujer fatal o víctima, pero en todos los casos será el elemento catalizador de una monstruosidad moral bajo el signo de la maldad o el pecado, en una óptica que encauza de modo evidente hacia el melodrama."

Una cinta de vampiros inusual, rodada en doce días, que recoge elementos de Poe y de Edgar Wallace y que a su vez, será de gran influencia en películas como “Suspiria” o “Inferno”, ya que la maldad de la protagonista encarnada por Gianna Maria Canale se ve reflejada en la mansión que la cobija.

En esta breve escena la policía entra en dicha residencia y a vista de ojos, el rostro de la Canale envejece gracias a la magnífica labor del operador Mario Bava. El futuro realizador de “La máscara del demonio” utilizaría unos filtros verdes y rojos que, junto con el cuidado maquillaje que llevaba la actriz con los mismos colores, obraron el milagro de que esta se convirtiera en una anciana en segundos.

miércoles, 11 de julio de 2007

ESCENAS MEMORABLES DEL CINEMA BIS (I)



INFERNO (MARIO BAVA, 1980)

Comenzamos esta sección con una escena mítica, como es la de la habitación subterránea de “Inferno”. Y no, no me he equivocado. Ya sé que el director de esta película es Dario Argento, pero según parece, en mitad del rodaje tuvo que ser intervenido por un problema de hepatitis y Mario Bava, que se encargaba de algunos efectos visuales en el que sería su último trabajo para el cine, se hizo cargo de la dirección y fue el responsable de esta secuencia.

En ella, la actriz Irene Miracle pierde las llaves y para encontrarlas baja a un fantasmagórico subterráneo, un dominio saturado de azules y cárdenos que recuerda al de la casa de modas que el propio Bava retrató en “Seis mujeres para el asesino”. Y encima, las dichosas llaves han ido a caer en un agujero colmado de agua dentro del propio sótano, por lo que la joven decide meterse en la cavidad y pasar de la intranquilidad que daban las notas de piano de Keith Emerson a la amenaza del silencio que impera bajo el agua.

Nuestra protagonista descubre que la abertura encierra una habitación sumergida, con su chimenea, sus lámparas, alfombras y un antiguo retrato en el que se puede leer la naturaleza de la retratada: “Mater tenebrarum”. El clima de inquietud se ve reforzado con una puerta de la estancia que se entreabre de manera alarmante. Y entonces… aparece el invitado no deseado, un cadáver putrefacto que viene acompañado por unas enloquecidas notas del antiguo componente de Emerson, Lake & Palmer, un fiambre juguetón que parece perseguir a la atemorizada muchacha, que con dificultad logra salir del macabro aposento que no debía haber visitado.

Poco más de cuatro minutos de tensión conducidos magistralmente por un Mario Bava (al menos esa es la hipótesis barajada por varios expertos) que fallecería ese mismo año.