Con Adriano Celentano,
Mina, Joe Sentieri, Elke Sommer, Chet Baker, Giacomo Furia, Giuliano Mancini, Turi
Pandolfini, Mario Carotenuto, Nico Pepe, Jocelyn Lane, Elisabetta Velinska, Christiane
Martel, Benedetta Rutili, Marilù Tolo, Martita De Balle, Lucia Modugno, Carlotta
Barilli, Maggiora Vergani, Corrado Lojacono, Brunetta, Umberto Bindi, Gianni
Meccia, Lino Banfi, Peppino Di Capri, Renato Mambor, Mimo Billi, Salvatore
Fazio, Gianni Minervini, Carlo Alighiero, Bruno Martino, Enzo Garinei, Sandro
Giovannini, Gorni Kramer, Mario Landi, I Brutos y la Modern Jazz Gang.
Un grupo de jóvenes
rockeros intenta convencer al director de una cadena televisiva (la RAI , nada menos) para que les
deje actuar en un importante programa de variedades. Este se muestra muy reticente
ante la nueva música, pero finalmente cede ante la presión que ejerce sobre él
su hija. El insospechado éxito de los nuevos cantantes le hace cambiar su
opinión hacia ellos.
Chet Baker
Después de I ragazzi del juke-box, Lucio Fulci
vuelve a insistir en el musicarello
con este nuevo muestrario de las variopintas habilidades de los muchos artistas
que aquí hacen aparición. Para ello, vuelve a contar con uno de los principales
artífices del (sub)género, el guionista Piero Vivarelli, del que probablemente
salió la idea de las fricciones generacionales, que pueden interpretarse desde
un punto de vista político, aunque, finalmente, la conclusión sea
tranquilizadora para el viejo sistema.
Elke Sommer y Joe Sentieri
Si en la anterior
película de Fulci, la trama era anecdótica, en esta es prácticamente
inexistente y se reduce a los muchísimos números musicales y a unas cuantas
anécdotas cómicas intercalándolos de manera más o menos eficaz.
Benedetta Rutili y Mario Carotenuto
Muchos de los artistas
que trabajaron en I ragazzi vuelven a
hacerlo aquí, como es el caso de Mario Carotenuto, Giacomo Furia o la sueca
Elke Sommer. También repite un desbocado Adriano Celentano, que se mueve espasmódicamente
durante todo el film y consigue poner de los nervios al espectador. Sin
embargo, tanto para él como para Mina, esta película sirvió de trampolín de
lanzamiento para sus respectivas carreras, plagadas de éxitos.
Brunetta y Elke Sommer
Pero sin duda, uno de
los mayores alicientes que ofrece esta muy discreta obra primeriza de Fulci es
la presencia mágica del músico norteamericano Chet Baker. Fulci lo contrató
porque, según él, Baker no tenía dinero ni para vivir. El realizador romano
presentó al trompetista a varios dueños
de clubes musicales con el fin de que lo contrataran, pero casi ninguno lo
conocía, pues eran bastante mayores y no estaban al día de la música del
momento. Uno de ellos lo contrató con la promesa de que traería al club a Gerry
Mulligan. Evidentemente, la promesa no se cumplió nunca y Baker fue despedido.
Adriano Celentano
Mucho trabajo le costó
a Fulci mantener en condiciones a un drogadicto Chet Baker, que, a falta de
heroína, había encontrado un sustituto en el Palfium 875, también conocido como
Jetrium, del que también se había hecho adicto. Con todo, sus apariciones en la
película son maravillosas. En una de ellas aparece acostado en una bañera con
su inseparable trompeta, y en otra, magnífica,
canta la melancólica Arrivederci
sentado junto a una guapa morena debajo de un árbol.
En definitiva, una
película de muy relativo interés, más sociológico que cinematográfico o
musical. Una película mucho más deslavazada que I ragazzi del juke-box, pero cuya incoherencia interna poco tiene
que ver con un intento de experimentar, sino, desgraciadamente, a una carencia
de argumentario estético. Solo hace falta observar la aparición de I Brutos, en un número que no solo no
tiene nada que ver con lo que se ha visto y con lo que se verá, sino que rompe
bruscamente el ritmo de la película y revela su identidad de parche, de algo
añadido que no se sabía bien cuándo poner.
I Brutos
Cabe destacar que
Lucio Fulci no volvería a rodar otro musical –si exceptuamos Uno strano tipo (1963), que no puede
considerarse en pureza un musical-, por lo que tanto este como su anterior
largometraje pueden catalogarse como rarae
aves dentro de una amplia filmografía que a partir de este momento se decantaría
abiertamente por la comedia.
¿Sabías que…?
En Versilia, unos
tipos le partieron el labio a Baker y le volaron los dos incisivos. Esto es
apreciable en la película.
Chet Baker llamaba
maestro a Piero Umiliani, encargado de la banda sonora.
Supuso el debut en la
pantalla grande del cómico Lino Banfi.
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