Con Jean-Loup Philippe, Annie Brilland, Nathalie Perrey, Martine Grimaud, Catherine Castel, Marie-Pierre Castel, Hélène Maguin, Anita Berglund, Claudine Beccarie, Béatrice Harnois, Sylvia Bourdon, Mireille Dargent, Paul Bisciglia, Willy Braque, Julien Etchevery, Jean-Jacques Birgé y Serge Rollin.
El cine de Jean Rollin me parece casi siempre fascinante. Rollin es un Autor con mayúsculas. Sus películas tienen un estilo fácilmente reconocible. Sus argumentos son generalmente trágicos, repletos de personajes tristes y de vampiras. Muchas vampiras. Un cine de terror erótico y poético, con matices surrealistas y expresionistas en el que los silencios representan un papel muy importante.
“Lèvres de sang” es quizá una de las películas más académicas de este amante del cine de Luis Buñuel. Una cinta no tan delirante como las que había dirigido con anterioridad dentro del género, no tan psicodélica y sí más racional a la par que melancólica. En algunos momentos me recuerda al Bava de “Operazione Paura”. Posiblemente esta sea la película ideal para adentrarse en el personal universo de su director.
El argumento gira alrededor de la figura de Frédéric (J-L. Philippe), que mientras se encuentra en un cóctel con su madre ve un póster con unas ruinas que le dejan una sensanción de déjà vu. Frédéric ha olvidado gran parte de su infancia y tiene la certeza de que las ruinas de ese viejo castillo tienen algo que ver con ella. Él ha estado allí con anterioridad, sin duda. Entonces recuerda que cuando era un niño pasó una noche en ese castillo en compañía de una bella joven vestida de blanco (la fascinante Annie Brilland a la que quiero dedicar un post, ya que los avatares de su vida bien lo merecen) de la que se enamoró. Nuestro protagonista realiza pesquisas con el fin de averiguar donde se encuentran los restos del castillo, pero parece que no encuentra ayuda por ninguna parte. Es más, alguien se cuida muy mucho de ocultárselo. Por supuesto, al final dará con la joven, que evidentemente es una vampira, pero que además es su hermana.
Una bella historia de amour fou escrita entre el realizador y el protagonista principal en la que Frédéric, como Alicia, entra dentro de un espejo desconocido por él, pero en el que es finalmente aceptado. Todas las obsesiones de Rollin se encuentran aquí: la familia castradora (la madre –N. Perrey- le pide a Frédéric que le traiga la cabeza de su amada), los recuerdos de la niñez, la historia de amor apasionado, vampiras entre gasas…
Por supuesto, el reparto femenino es delicioso, y en él encontramos a las gemelas Castel, habituales en el cine de Rollin.
De gran belleza formal, como suele ser habitual en Rollin, también hay que reprocharle algún pero. Por ejemplo, la escena que ocurre en el metro, que resulta demasiado forzada y ridícula. Pero finalmente vencen los elementos positivos: la riqueza cromática de la fotografía, deudora de la obra de Max Ernst, así como la acertada elección de escenarios, hacen de “Lèvres de sang” una experiencia fascinante, en la que cada imagen es un símbolo (la virgen decapitada).
El final liberador se aparta formalmente del resto de la película, pero hay que recordar que Frédéric ya está en otra dimensión. Además, es la escena favorita de Rollin.
Calificación: 7 sobre 10.
¿SABÍAS QUE…?
Se hizo un remontaje “hardcore” al que se tituló “Suce-moi, vampire”. Y es que en el reparto encontramos varios nombres nada ajenos al cine X, como los de Claudine Beccarie, Béatrice Harnois y Sylvia Bourdon, entre otros.
El bajo presupuesto y problemas con los productores impidieron que se rodaran varias escenas más que figuraban en el guión.
El papel de Frédéric niño es interpretado por Serge Rollin, hijo del realizador.
El protagonista entra en un cine donde se proyecta "La vampire nue", del propio Rollin.
Por último, decir que he traducido los subtítulos de la película al castellano y los podéis encontrar aquí.
Un cine que apenas necesita diálogos.