martes, 26 de junio de 2007

SCHLOß VOGELÖD (F. W. MURNAU, 1921)

Con Arnold Korff, Lulu Kyser-Korff, Lothar Mehnert, Paul Bildt, Olga Tschechowa, Paul Hartmann, Hermann Vallentin, Julius Falkenstein, Georg Zawatzky, Robert Leffler, Victor Bluetner, Walter Kurt Kuhle y Loni Nest.

En este castillo de Vogelöd se reune un grupo de aristócratas para cazar. Todos se las prometen felices hasta la llegada del adusto conde Oetsch, que no es bien recibido por los huéspedes, ya que tres años antes fue juzgado por el asesinato de su hermano, aunque finalmente fue declarado no culpable por falta de pruebas. Pero todos tienen claro que ÉL fue el asesino. Además, la viuda de su hermano, ahora Baronesa Safferstätt, también está en la lista de invitados, y un encuentro con el Conde puede tener consecuencias nada deseadas.

Tal como se esperaba, la Baronesa y su nuevo marido deciden abandonar la mansión al enterarse la de presencia del conde, pero el anfitrión les informa que también acudirá el Padre Faramund, un viejo sacerdote, tío del fallecido consorte de la Baronesa. Esta razón hará que se queden.

Pero como las malas noticias nunca vienen solas, el tiempo empeora y la lluvia impide que nuestros protagonistas salgan de cacería. Y por si no fuera poco, el Padre Faramund desaparece.

Una de las primeras películas de ese gran maestro del cine que fue Friedrich Wilhelm Murnau y desgraciadamente, también una de las peores. El argumento es muy pobre y ha envejecido muy mal, ya que para cualquier espectador actual no resultará muy difícil averiguar el desenlace de una trama tan tonta como poco creíble. Por otra parte, los actores sobreactúan de una manera desmedida. La teatralidad que imprimen a sus papeles resulta ciertamente extravagante para el público de hoy en día. Valga de ejemplo la escena en la que el Barón Safferstätt se arrodilla ante su esposa, adoptando una posición completamente antinatural y risible.

La dirección de Murnau se muestra también excesivamente estática. Una y otra vez aparecen las mismas tomas de las escaleras, los salones y las puertas. Además, la cantidad de intertítulos es excesiva, defecto que Murnau depuraría al máximo en "El último", que no contiene ninguno. La imaginación del realizador de “Fausto” únicamente sale a relucir en un par de ocasiones.

Quizá siendo consciente de la vulgaridad del guión (y eso que es es obra de Carl Mayer, responsable de libretos como los de “El gabinete del Doctor Caligari”, “Hintertreppe” o “El último”), Murnau rueda dos escenas oníricas ciertamente extrañas. En la primera, uno de los invitados sueña que mientras está durmiendo se abren repentinamente las ventanas de su balcón y aparece una garra muy similar a la que lucirá Max Schreck en “Nosferatu, el vampiro”; la segunda visión la tendrá un ayudante de cocina que había sido reprendido por su jefe por haber puesto sus manazas en una especie de crema. En ella, el muchacho aparece en la cocina en compañía del cocinero y el Padre Faramund. Mientras el religioso le va dando cucharadas de la misma crema que había paladeado con anterioridad, el zagal le va pegando bofetadas al cocinero que le había recriminado su actitud. Unas escenas sin duda divertidas pero que no tienen nada que ver con nada que hayamos visto ni que vayamos a ver del absurdo argumento. Quizá por ello resultan lo más llamativo de la película, junto con las bellas escenas rodadas en exteriores. Son pocas, pero se apartan de la uniformidad del conjunto y están esplendidamente fotografiadas por Fritz Arno Wagner.

La película, de todos modos, fue un éxito en su país y sirvió de borrador para esa obra maestra que es "Nosferatu, el vampiro".


Valoración: 4 sobre 10.



¿Sabías que...?


Fue producida por Erich Pommer, un nombre fundamental dentro del cine expresionista alemán.

Más interesante que la trama de la película es la historia de su actriz Olga Tschechowa, sobrina del dramaturgo Anton Chekhov, que se codeó con personajes como Adolf Hitler, Hermann Göring y Josef Goebbels, aunque probablemente en su calidad de espía para el gobierno ruso.

Dado el éxito de "Nosferatu, el vampiro", esta película se vendió en el mercado anglosajón con el título de "The haunted castle" (El castillo encantado), título que fue adoptado para el mercado español del vídeo por Divisa, pese a que en la cinta no hay ningún castillo encantado.

3 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Qué película interesante nos entregas esta vez y encima de un maestro como Murnau. No sabía y me gustaron esos detalles curiosos del final. Saludos

Clara dijo...

Parece que esta es un reliquia poco conocida del expresionismo alemán que no aparecerá en los manuales de la historia del cine.

Es curioso como esa exageración tan típica de ese movimiento daría lugar a obras que marcarían la futura forma de hacer el cine, sobre todo con la posterior Nosferatu.

Gracias por culturizarnos. Un saludo ;)

Hellhammercito dijo...

Interesante, sí señor.

Hasbía leído algo sobre ésta película en algún artículo sobre Murnau, pero la verdad es que no tenía ni idea sobre ella.

Así que a pillársela se ha dicho.

¡¡Saludos!!