martes, 14 de diciembre de 2010

Joe el implacable (Sergio Corbucci, 1966)


Título original: Navajo Joe.

Con Burt Reynolds, Aldo Sambrell, Nicoletta Machiavelli, Fernando Rey, Tanya Lopert, Franca Polesello, Lucia Modugno, Peter Cross [Pierre Cressoy], Roberto Paoletti, Antonio Imparato, Lucio Rosato, Valeria Sabel, Mario Lanfranchi, Ángel Álvarez, Rafael Albaicín, Lorenzo Robledo, Álvaro de Luna, Valentino Macchi, Maria Cristina Sani, Gianni di Stolfo, Simón Arriaga, Cris Huerta, Ángel Ortiz, Roderick Auguste y Dianick [Dyanik Zurakowska].

Joe es un indio navajo que se presta para eliminar a la banda de un rufián llamado Duncan, que está aterrorizando al pueblo de Esperanza, pues busca el botín que robó en un tren y que ha desaparecido allí. La gente del poblado descubrirá que el odio visceral que tiene Joe a Duncan viene por cuestiones más personales.

Pierre Cressoy y Nicholetta Machiavelli.

Sergio Corbucci venía de dirigir la mítica “Django” (1966), por lo que se esperaba mucho de esta cinta. Sin llegar al nivel de aquella, esta “Joe el implacable” es una más que aceptable película en la que además de retratar la consabida venganza, se tratan otros temas como el de la importancia del dinero, superior al de las personas, como se puede comprobar en las diferentes actitudes de los mezquinos ciudadanos del lugar.

Franca Polesello y Fernando Rey.

Como es habitual en el realizador, la violencia ocupa un lugar preminente en la trama. Y desde un principio pone las cartas sobre la mesa. En la primera escena pretítulos vemos como Duncan aparece enfrente de una guapa india, que le dedica una sonrisa. Él responde disparándola a bocajarro y después le arranca la cabellera de cuajo. Una secuencia absolutamente brutal.

Nicoletta Machiavelli y Burt Reynolds.

Para el papel de Joe se pensó en Marlon Brando, pero sus pretensiones económicas sobrepasaban con creces el presupuesto que los productores habían pensado. Así que se contrató a un joven actor norteamericano de televisión que ya había participado en algún western, como la televisiva “La ley del revólver”. El recientemente fallecido Dino de Laurentiis lo contrató para cuatro películas. Unos pocos años más tarde, Burt Reynolds ya era uno de los actores más poderosos de Hollywood.

Aldo Sambrell. Detrás de él, Cris Huerta y Álvaro de Luna

Reynolds acudió al rodaje de “Django” y al ver toda aquella violencia le preguntó a Corbucci qué significaba aquello. El realizador romano le contestó que eso era el western a la italiana, constituido de exageraciones. También le sugirió el actor si la relación de su personaje de Joe con el de Estella, joven india a la que mira con buenos ojos, se podría subrayar, pues prácticamente no se le daba importancia. Corbucci le replicó que la diferencia entre el western americano y el italiano era que el segundo eliminaba todos los elementos que entorpecían la buena marcha del argumento, por lo que las escenas de amor no tenían cabida en la película.

Nicoletta Machiavelli

Y eso es lo que es esta cinta: pura acción, realizada con muy buen oficio y un magnífico uso del Techniscope.

Álvaro de Luna y Aldo Sambrell.

La actuación de Reynolds es más que convicente, aunque tuvo que soportar una peluca que, en sus propias palabras, le hacía parecer Natalie Wood.

Aldo Sambrell y Lucio Rosato.

Frente a él, el malvado Duncan es interpretado por nuestro Aldo Sambrell, actor de gran prestancia pero bastante subestimado, como suele ser habitual, para la crítica española, que solo se acuerda de este tipo de profesionales cuando fallecen. Curiosamente, Reynolds y Sambrell coincidirían tres años más tarde en otro western: “100 rifles” (Tom Gries, 1969).

Entre el reparto encontramos también a Fernando Rey ejerciendo de pastor y a la guapísima Nicoletta Machiavelli interpretando a una india.

Burt Reynolds y Álvaro de Luna.

Mención aparte merece la banda sonora de la película. En los títulos de crédito leemos que es obra de un tal Leo Nichols, pero esto no es otra cosa que uno de los seudónimos que el gran Ennio Morricone utilizaba para no saturar el mercado. Una espeluznante música compuesta por voces superpuestas que crean una especie de compleja cacofonía que te hiela la sangre cada vez que suena. Estas voces son las de I Cantori Moderni, de Alessandro Alessandroni, mientras que la voz femenina que se oye en los momentos más calmados pertenece a la cantante Gianna Spagnolo.

Aldo Sambrell y Burt Reynolds.

La película se rodó en muy diferentes emplazamientos, como Tabernas, Colmenar Viejo, Almería, Guadix y Torremocha. En Roma se rodaron los interiores. Todos estos espacios cobran unidad gracias a la estupenda fotografía de Silvano Ippoliti.


¿Sabías que…?

Quentin Tarantino utilizó el fantástico tema principal de la película para su “Kill Bill: Volumen 2” (2004).

Hasta que no firmó el contrato, Burt Reynolds creía que la persona que lo tenía que dirigir era el mismo Sergio que había descubierto a Clint Eastwood. Menos mal que no se echó atrás al enterarse de que no era Leone.

Los ayudantes de dirección fueron Ruggero “Holocausto caníbal” Deodato y Mario Berriatúa, padre del actor Zoe Berriatúa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues tener a Corbucci y a Fernando Rey ya son un plus.

Pero casí me caigo del asiento al leer lo de "Natalie Wood"... Tengo que verme esta película!!!